Pues bien, un par de componentes de éste, el pasado viernes 25 de febrero organizaron una quedada, una cena, que ellos bautizaron “cena de amigos” y que yo he rebautizado como “cena de banqueros”, a modo de reunión de negocios.
En un local-merendero, que un compañero tiene aquí en Logroño, otra compañera organizó, junto con éste, una cena para todos aquellos que son componentes del banco y quisieran acudir a la misma, al final nos juntamos 15 personas.
Realmente este tipo de reuniones es una excusa buenísima para poner cara a todos aquellos nombres de usuarios del citado banco, que muchas veces es casi imposible de pronunciar, cuanto más de recordar (apenagon, paezlo, pradolu, etc., con lo fácil que sería llamarse Pepe, Juan, María, o parecidos… una saludo cariñoso para todos) y que a la hora de presentarnos, a parte de decir nuestro verdadero nombre, siempre preguntamos, si pero tu “logins” es…?, para seguidamente preguntar qué es lo que ofertas, sobre todo para ver si en ese momento de la cena puedes decir, oye, pues mira a mi me hace falta ..., o se me ha estropeado... y me podías arreglar esto..., ya te llamaré…etc.
La cena en si fue muy amena, en la que de entrada, se conocían poca gente, yo en particular cuando llegué solo conocía a dos de los presentes, precisamente a los organizadores, pero no había problema, pues sabes que todos somos de la misma organización, y en este tipo de reuniones, pasado el rato, vas conociendo a más gente, te presentas y empiezas a conversar con todos y sin ningún problema.
Unas buenas chuletas, chorizo, panceta, todo a la brasa; buenas ensaladas, tortilla de patatas, regado con todo tipo de bebidas a gusto de cada uno, y para rematar, una buena menestra de frutas y un cafecito, dio paso a una especie de tertulia-reunión de negocios, digo esto ultimo porque al final terminas por hablar de lo que cada uno oferta y de lo que suele demandar, cerrando grandes negocios, que no cambiarán el mundo, pero seguro que el que recibe el “auxilio” demandado lo agradecerá, aunque sea simplemente colgar un cuadro, pues él no tenía ni siquiera martillo para la escarpia.
Después unas cartas hacen que la velada sea mas amena, e incluso unos garbanzos, sí, unos garbanzos. Crudos naturalmente, que uno de los asistentes nos hizo ver, mediante un juego de magia como iban aumentando pero sin aumentar su número, ¡extraño verdad!, pues así era, y que dio paso a predicciones adivinatorias mediante las cartas, del futuro de algunos de nosotros.
Para mi se tenían que organizar mas reuniones de este tipo, en las que como decía antes se conoce a gente con la cual compartes inquietudes y una misma aspiración, el ayudar a los demás por el mero hecho de ayudar, sin pedir nada a cambio, dentro de una organización que encauza este tipo de “ayuda”.
Para terminar, decir que no hay mejor manera de administrar el tiempo de ocio, que “perder” el tiempo ayudando a los demás y fomentando la buena amistad.
Un saludo
Gregorio (que fácil es mi nombre, ¿verdad?)
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